En el post de hoy os hablaré de una mujer sorprendente, su nombre era Agustina Otero Iglesias, más conocida como La Bella Otero, nacida en Valga, Pontevedra, en 1868 y fue uno de los personajes más conocidos de la Belle Èpoque francesa en los círculos artísticos y la vida galante de París. Hija de madre pobre y soltera, a los 10 años fue víctima de una violación. Iba caminando sola por un lugar aislado y un hombre la violó salvajemente provocándole graves hemorragias. Agustina no contó con el apoyo de su familia, y además, tuvo que soportar los humillantes comentarios que le hacían en su pueblo, donde daban a entender que si estaba desvirgada, ya no tenía ningún valor y se podía hacer con ella lo que se quisiera. Todo esto, marcó de algún modo su naturaleza distante y desconfiada. Én cuanto pudo se fue de casa, y a los 14 años se estrenó como bailarina en una tasca , segura de su potencial se marchó a Portugal para hacer carrera artística.
Recorrió el país vecino con un grupo itinerante. Alcanzó fama en Lisboa. De allí se fue a Barcelona, donde un banquero se ofreció a lanzar su carrera en Francia. Con 20 años vivió en Marsella y más tarde en París, donde se convirtió en la estrella del famoso Folies Bergère.
Agustina cambió su nombre por Carolina, además de su pasado. Escondió sus orígenes y convenció a sus seguidores de que era una exótica andaluza , hija de una gitana de Cádiz. Bailaba de una manera muy poco técnica, pero muy intuitiva y pasional. Las crónicas de la época apuntan a que también cantaba y tenía dotes de actriz.
Consiguió ir ascendiendo gracias a la prostitución de lujo y haciéndose amante de hombres influyentes. Seis de sus amantes se suicidaron, aludiendo en sus cartas de despedida que sentían no tener más dinero para hacerla feliz. Por su vida pasaron multitud de hombres que la colmaron de joyas, dinero y placeres. La amó William Vanderbilt, Alberto de Mónaco, quien la aficcionó a los casinos, Alfonso XIII, el príncipe de Gales y el káiser Guillermo, el zar Nicholás de Rusia, el feísimo pero dadivoso barón Ollstreder (de quien ella dijo: no puede llamarse feo a un hombre que hace tan buenos regalos!) , Boni de Castellane (el único hombre que la humilló), Aristide Briand y tantos otros...
A finales de siglo, el nombre de Carolina, se transformó en La Bella Otero, la bailarina más deseada de toda aquella ciudad que pisase. Fue musa del Folie Bèrge, reina de Moscú, actriz respetada y alabada en Inglaterra, en Estados Unidos...el mundo se moría por verla actuar.
Vestida con atuendos lujosísimos , dejando ver su cuerpo con escuetos camisones transparentes de piedras engarzadas, la Bella era el espectáculo más hermoso que se pudiera contemplar en el revuelto siglo XX.
La Bella era una de las personas más ricas del momento, con una fortuna incalculable y un gran vicio, jugar en el Casino de Montecarlo. Allí despilfarró su enorme fortuna hasta acabar prácticamente en la indigencia viviendo un una modesta pensión sufragada por el Casino.
Sobre ella se ha comentado que era espía, de hecho hay numerosos libros biográficos, uno de los más interesantes el que escribió Carmen Posadas hace unos años.
Recorrió el país vecino con un grupo itinerante. Alcanzó fama en Lisboa. De allí se fue a Barcelona, donde un banquero se ofreció a lanzar su carrera en Francia. Con 20 años vivió en Marsella y más tarde en París, donde se convirtió en la estrella del famoso Folies Bergère.
Agustina cambió su nombre por Carolina, además de su pasado. Escondió sus orígenes y convenció a sus seguidores de que era una exótica andaluza , hija de una gitana de Cádiz. Bailaba de una manera muy poco técnica, pero muy intuitiva y pasional. Las crónicas de la época apuntan a que también cantaba y tenía dotes de actriz.
Consiguió ir ascendiendo gracias a la prostitución de lujo y haciéndose amante de hombres influyentes. Seis de sus amantes se suicidaron, aludiendo en sus cartas de despedida que sentían no tener más dinero para hacerla feliz. Por su vida pasaron multitud de hombres que la colmaron de joyas, dinero y placeres. La amó William Vanderbilt, Alberto de Mónaco, quien la aficcionó a los casinos, Alfonso XIII, el príncipe de Gales y el káiser Guillermo, el zar Nicholás de Rusia, el feísimo pero dadivoso barón Ollstreder (de quien ella dijo: no puede llamarse feo a un hombre que hace tan buenos regalos!) , Boni de Castellane (el único hombre que la humilló), Aristide Briand y tantos otros...
A finales de siglo, el nombre de Carolina, se transformó en La Bella Otero, la bailarina más deseada de toda aquella ciudad que pisase. Fue musa del Folie Bèrge, reina de Moscú, actriz respetada y alabada en Inglaterra, en Estados Unidos...el mundo se moría por verla actuar.
Vestida con atuendos lujosísimos , dejando ver su cuerpo con escuetos camisones transparentes de piedras engarzadas, la Bella era el espectáculo más hermoso que se pudiera contemplar en el revuelto siglo XX.
La Bella era una de las personas más ricas del momento, con una fortuna incalculable y un gran vicio, jugar en el Casino de Montecarlo. Allí despilfarró su enorme fortuna hasta acabar prácticamente en la indigencia viviendo un una modesta pensión sufragada por el Casino.
Sobre ella se ha comentado que era espía, de hecho hay numerosos libros biográficos, uno de los más interesantes el que escribió Carmen Posadas hace unos años.
La información para este post la he encontrado principalmente en la Wikipedia. Os animo también a visitar este enlace, me parece complementario de la información que aparece en este post. La Bella Otero.
Por cierto, he encontrado una divertida película francesa subtitulada al español en you tube, está dividida en partes, aquí está la primera, si os apetece verla entera, simplemente debéis buscar las siguientes partes. Es una versión light de la vida de la Bella Otero. Espero que os guste.
Por cierto, he encontrado una divertida película francesa subtitulada al español en you tube, está dividida en partes, aquí está la primera, si os apetece verla entera, simplemente debéis buscar las siguientes partes. Es una versión light de la vida de la Bella Otero. Espero que os guste.